Me as a Whole.

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lunes, 19 de octubre de 2015

Quinto Grado

La siniestra intención
de la diestra fechoría
Desenfunda hábilmente
las proporcionadas insatisfacciones
lejos de las necesidades,
se infligen las dulces torturas
a gusto del antagonista
se desnuda la inocente bruja.

La adiposa sección ninfica
cubierta de tejido cutáneo
se enclaustra con sabiduría
entre cuerdas de seda y lazo
de igual forma las articuladas  extremidades inferiores
son atadas y colocadas en el espinazo.

Falanges distales y proximales
ejecutan melodías sobre la escultura de carne
la musa libidinosa exhibe su habilidad de suspiros placenteros
el bandido solo se digna a seguir con su trabajo

Las extensiones superiores,
de carne, piel y hueso
son ahora marañas que sirven de agarradera
cerca, muy cerca de sus contrarias compañeras
se cubren del mismo liquido
humano, agrio, salado.

La fantástica dicótoma del dolor como agente placentero
comienza la critica sobre los que de amor proceden sus encuentros
la paradoja del orgasmo tras la tortura de las pieles
no es un mito que se venda en anaqueles.

La escultura creada con tela y carne humana
propone a júpiter elevarse tan alto como pueda,
la afrodisíaca sensación del imperio implícito
en hacer lo que al sádico le plazca.

El tono escarlata
que van adquiriendo las posaderas
tras las dichosas palmas que ejecutan al ritmo de los tambores,
no es mas ni menos lujuriosos que lamer cada orificio
de un instante a otro,
de crimen se vuelve vicio
quien no lo practique no podrá producir juicio,

El acto no sede a las agotadas gónadas ya palpitantes
El libido jamas entenderá de limitántes
Las cuerdas experimentan nuevos horizontes
sujetada con firmeza, los embistes son feroces.

Lo que la esclava, antes doncella, pida,
será omitido con castigos seductores,
cada queja producirá lascivas injurias
Que tras muchas, transmutaran,
a un baño de fluidos vaginales.

Siendo la merced del dictador la única esperanza
llega al límite de la locura y la conciencia,
justo antes de atravesar la linea de la demencia,
vacía a chorros la crema de la dicha, hecha proeza

La diestra culminación
de la siniestra fechoría
libera lentamente
a la bruja de la horca.
Descaradamente,
la bestia busca el agua
para lavar la dulce culpa
y reposar entre los brazos
de la torturada musa.


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