Me as a Whole.

Me as a Whole.

lunes, 5 de diciembre de 2016

SALVIA DIVINORUM

Son figuras formándose frente a mis ojos, comienzan a girar y a disolverse para formar otras; los colores que las rellenan son diversos y brillantes, solo los contornos que las separan a unas de otras se delinean con la oscuridad del color negro. Hacia cualquier lugar al que mire, las figuras siguen apareciendo y se mueven en círculos, formando un espiral de colores y formas en la pared que hasta hace un momento era no más que una simple estructura de la dimensión a la que conocemos como realidad.

            Pronto los triángulos y los cuadrados comienzan a mutar en líneas onduladas, al voltear a la derecha, el marco de la puerta ya no está compuesto por líneas rectas, son más bien un par de líneas verticales unidas por un eje horizontal en la parte superior. Lo que antes fue camino recto, ahora es un espiral que gira al compás de mi cabeza tornándose al costado derecho, y lo mismo pasa cuando se hace hacia la izquierda, la cama se ve a lo lejos y la loseta del piso es ahora un suave camino acolchonado.

            A la distancia las voces suenan reverberantes, corales de una sola frase se inyectan en mis oídos y permiten a los sonidos reproducirse lentamente – No me hagas ir por ti, por favor, estas muy lejos, ¡Deja de saltar!- Pero no me hablan a mí. Al girar mi rostro, alcanzo a ver las caras de dos individuos que hasta hace poco parecían seres ordinarios y sin gracia alguna, mas ahora, son un par de viajeros en el tiempo que emiten ondas coloridas desde sus bocas; cada sonido es una nota, las consonantes son hondas rojas y las disonantes son hondas verdes y deformes.

            Sonrío de tal forma que puedo sentir el movimiento de cada uno de los músculos de mi rostro, como en una escena de cámara lenta, mis ojos se cierran y luego se entre abren mostrando un semblante placentero y distraído, mis cejas se levantan, mi nariz inhala una cantidad de oxigeno como el que nunca antes había inhalado y mis labios se preparan para articular palabras -¡Wey! No hables, los tenis me dicen algo y no escucho. Las risas no se hacen esperar, sincrónicamente, como si las mentes de los tres fueran una.

          Cada intento por sostenerme en pie es cada vez menos exitoso, sin embargo la acolchonada loseta me hace sentir que no hay problema alguno en recostarse y dar vueltas sobre ese algodón, suave, blando, frió, de color guinda. El efecto de rebote que tiene mi cuerpo al recostarse es muy parecido al de esos globos de lona inflables en el que los niños se divierten dando brincos; al principio duele un poco, pero incluso es una sensación tan distinta en este momento que soy capaz de percibir cada uno de los nervios alborotados y la sinapsis que hacen entre ellos, comunicando el evento sucedido y como han de responder ante ello.

            Mi cabeza gotea un poco, siento como un liquido caliente escurre ceca de mi oreja derecha, mis ojos comienzan a apretarse pero al mismo tiempo intento abrirlos, sin tener éxito. mi mano izquierda apenas responde a mis ordenes y arrastrando el brazo por mis costillas laterales izquierdas logro hacer que mi mano llegue a mi nariz, luego a mi ojo y por último a mi oreja. La acaricio suavemente y de mis labios se desprende una pregunta, una que no diría en algún estado consiente -¿Orejita, estas bien?- nadie escucho esta vez y por supuesto, tampoco conseguí respuesta.  El liquido que se derramaba, no tenia color alguno, lo se por que logré que mi mano se rehubicase frente a mi ojo, después, logre que llegara a mis labios y mi lengua le saludo limpiando de su piel el liquido del cual se había empapado, uno salado, amargo y caliente.

           Traté de reincorporarme pero la gravedad estaba en mi contra. Cada vez que mi brazo se alzaba para tratar de derrotar el yugo de la presión ejercida sobre mi cuerpo, este se desplomaba en picada rebotando contra el suelo produciendo una sensación fría que recorría mi cuerpo en el momento en que el hueso de mi muñeca chocaba bruscamente contra la ficción de un suelo blando que en la realidad era  una dura y fría loza guinda.

martes, 26 de enero de 2016

En 15 min

Esto es todo lo que en 15 minutos una mente delirante por las enfermedades bacterianas puede escribir mientras se duele sentado en una silla de plástico. Por más profundo que se intente escarbar en el consiente, parece más bien obra del inconsciente, el que derrama virtuales grafías que parecen no tener sentido alguno, que no sea solo complacer al aturdido y darle la oportunidad de utilizar este medio para que su dolor se traslade a la impaciencia de poder equivocarse y tener que servirse del detector de errores ortográficos de este dispositivo móvil.
Hablando del dispositivo, es increíble lo satisfactorio que es tener una compañía que solo sirva para entrenarte y ayudarte en el momento en que se necesite. Si bien la tecnología no nos ha brindado la posibilidad de tener en las manos dispositivos con fuentes inagotables de poder, bien nos entrega gadgets que pueden incluso considerarse mágicos.
Aun recuerdo el primer dispositivo móvil de telefonia que tuve en mi vida, recuerdo que era un dolor de cabeza para mis padres el tener que escucharme insistiendo en el deseo de tener uno propio. Para entonces los dispositivos eran muy sencillos, y servían a funciones tan simples como llamar y mandar mensajes de texto, por supuesto el que podía hacerlo era considerado "rico" o "consentido"; yo tenia 13 años, era el año 2002 y para entonces el pensar en celulares con cámara o color siquiera, era estrafalario, bastaba con una interfaz sencilla, un teclado numérico elemental solo con los símbolos de gato y asterisco, los cuales hasta ahora solo he utilizado para conocer mi saldo, y woala ya podías gritar a tus amigos que ya eras parte del mundo tecnológico, ya eras incluido y sin duda solicitado, bueno, en realidad solo el celular, el cual dentro de su limitado software te ofrecía juegos muy sencillos pero memorables, la sensación sin duda era la marca finlandesa, la gran N de los dispositivos mobiles. Sin embargo cada equipo te ofrecía variantes, sonidos, alarmas, juegos varios, mascotas y alguno que otro pequeño detalle que hacia único a cada dispositivo, obviamente sus himnos propios, con los que era fácil identificar la marca del celular que tenia X persona... En fin 15 minutos han pasado